Enfrentar la enfermedad renal poliquística, un asesino silencioso

Cuando el Dr. Fouad Chebib tenía 16 años, su padre los sentó a él y a su hermana y les dijo que tenía enfermedad renal poliquística. Los riñones de las personas que tienen esta afección se obstruyen con sacos densos llenos de líquido, lo que hace que el tamaño de los riñones aumente y su función disminuya. Los riñones de su padre ya se estaban debilitando, y pronto tendría que someterse a diálisis. Finalmente, la única esperanza de supervivencia de su padre sería un trasplante de riñón, una posibilidad muy remota en el Líbano, su país natal.
Conmocionado por la noticia, el menor de los Chebib accedió a la computadora familiar para averiguar todo lo que podía sobre la enfermedad de su padre.
"Me enteré de que Mayo Clinic es el mejor lugar para tratar la enfermedad renal poliquística", afirmó. "En ese momento decidí que curaría esta enfermedad. Me convertiría en nefrólogo especialista en enfermedad renal poliquística en Mayo Clinic".
Veinticinco años después, el Dr. Chebib es un miembro orgulloso del amplio equipo multidisciplinario de Mayo Clinic que sigue siendo líder en la investigación de la enfermedad renal poliquística. Su trabajo continúa estableciendo las bases del conocimiento sobre esta enfermedad que pone en riesgo la vida, a la vez que desarrolla innovaciones para lograr avances en la atención médica de las más de 1 en 1000 personas afectadas en todo el mundo.
En la próxima década, estos avances permitirán a los médicos predecir la enfermedad antes de que aparezca y tratarla con nuevos medicamentos. ¿Cuál es el objetivo? Lograr que la diálisis y el trasplante de riñón para la enfermedad renal poliquística formen parte del pasado.
Los orígenes de la enfermedad
Si bien el término "enfermedad renal poliquística" se remonta a finales del 1800, los primeros avances reales en la comprensión de sus causas y posibles tratamientos no se produjeron hasta finales del 1900. Cuando Chebib, con 16 años, buscó en Internet cualquier texto que hiciera referencia a la enfermedad renal poliquística, los investigadores ya habían descubierto los dos genes responsables de la mayoría de los casos, a los que denominaron PKD1 y PKD2.
Ese primer gen fue descubierto por el Dr. Peter Harris, genetista, que se trasladó a Mayo Clinic en el 2000. Desde entonces, el Dr. Harris ha creado un programa centrado en identificar las numerosas mutaciones genéticas que causan la enfermedad renal poliquística y su efecto en el curso de la enfermedad.
Alberga un depósito en línea de más de 2000 variantes genéticas comunes asociadas a la forma autosómica dominante de la enfermedad renal poliquística, que se conoce como la base de datos de mutaciones de la enfermedad renal poliquística autosómica dominante. Constituye un importante recurso para los investigadores nacionales e internacionales que estudian y tratan la enfermedad. La enfermedad renal poliquística autosómica dominante, en la que solo es necesario que uno de los padres tenga la enfermedad para que se transmita a sus hijos, es la forma más común de la enfermedad renal poliquística.
Aún no se sabe exactamente cómo las mutaciones en PKD1, PKD2 y la mayoría de los genes de la base de datos causan la enfermedad renal poliquística. Sin embargo, los primeros estudios han proporcionado pistas suficientes para permitir a los investigadores de Mayo identificar el primer posible medicamento para tratar la enfermedad. Esa investigación rastreó el crecimiento y la expansión de los quistes renales hasta una cascada de eventos intracelulares conocidos como la vía de señalización del monofosfato de adenosina cíclico. Se ha demostrado que el monofosfato de adenosina cíclico desempeña un rol en todos los aspectos de la enfermedad renal poliquística, incluidos el inicio, la progresión y las etapas finales de la enfermedad.
Por lo tanto, cuando un estudio demostró que dirigirse a una molécula llamada vasopresina podía detener con eficacia la producción del monofosfato de adenosina cíclico, el Dr. Vicente Torres, nefrólogo, lo tuvo en cuenta. Puso en marcha una colaboración y una serie de experimentos de laboratorio y ensayos clínicos, lo que demostró finalmente que esta estrategia podía ralentizar la progresión de la enfermedad renal poliquística en los pacientes. En 2018, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó el uso del medicamento tolvaptán en pacientes con enfermedad renal poliquística autosómica dominante con riesgo de progresión rápida de la enfermedad.
Predicción de la progresión
Las investigaciones han demostrado que por cada cuatro años que un paciente toma tolvaptán, el comienzo previsto de insuficiencia renal se retrasa un año. No obstante, el medicamento tiene efectos secundarios que no todas las personas pueden tolerar.
Sin embargo, no todos los pacientes con enfermedad renal poliquística tendrán la misma experiencia o necesidad de recibir tratamiento con el medicamento en primer lugar. De hecho, las investigaciones de Mayo han demostrado que la trayectoria clínica de los pacientes puede variar mucho, incluso dentro de una misma familia. Algunos pacientes, como el padre del Dr. Chebib, desarrollan insuficiencia renal a los 40 años; otros pueden no pasar por lo peor de la enfermedad hasta los 70 u 80 años.
Investigadores de Mayo Clinic y de otros tres centros de los Estados Unidos han realizado un seguimiento de 250 pacientes durante más de 20 años en un estudio observacional llamado el Consorcio para estudios por imágenes radiológicas de la enfermedad renal poliquística.
Descubrieron que las imágenes que tomaban de los riñones de los pacientes mediante resonancia magnética permitían conocer la gravedad y la progresión de la enfermedad de cada paciente. Los investigadores descubrieron que el tamaño de los riñones, específicamente un atributo conocido como volumen renal total, se correlacionaba con la rapidez con la que la función renal iba a deteriorarse en el futuro.
En 2016, el descubrimiento de un biomarcador pronóstico de la enfermedad renal poliquística también proporcionó a los médicos una nueva herramienta para predecir cuándo podría producirse la insuficiencia renal y si deben recomendar un tratamiento agresivo.
"Nuestro enfoque ayuda a identificar a los pacientes con la enfermedad más grave y de rápida progresión, en los que los beneficios del tratamiento con medicamentos superan claramente los riesgos", afirmó el Dr. Torres.
Diagnóstico global
Si bien es sumamente informativo, evaluar el volumen renal total implica analizar decenas de imágenes de los riñones, una diapositiva tras otra; un proceso difícil que puede llevar aproximadamente 45 minutos por paciente. Con las innovaciones desarrolladas en el Centro de Enfermedad Renal Poliquística de Mayo Clinic, los investigadores utilizan ahora inteligencia artificial (IA) para automatizar el proceso, lo que genera resultados en cuestión de segundos. El Dr. Chebib afirma que él y sus colegas quieren aprovechar la IA para hacer aún más por lograr avances en la atención médica de los pacientes con enfermedad renal poliquística.
Planean crear una interfaz web que permita a los médicos de todo el mundo cargar sus datos, como datos de imágenes, datos clínicos, datos de ómicas, como la genómica y la metabolómica, y recibir por otro lado un diagnóstico, un pronóstico y un plan de tratamiento precisos. Este centro virtual de enfermedad renal poliquística forma parte de la visión de los investigadores de compartir su experiencia y tecnología a mayor escala para el año 2030.
"Mi padre fue mi inspiración para dedicarme a esto", afirma el Dr. Chebib. "Me transmitió una pasión que me impulsa a asegurarme que nadie sufra la enfermedad renal poliquística como él".
—Marla Broadfoot, Ph.D.
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