Investigación evalúa los patrones de consumo de opiáceos en pacientes con lupus

Imagen de una mujer que sostiene un frasco con medicamento recetado.

El lupus eritematoso sistémico (SLE, por sus siglas en inglés), que es una enfermedad autoinmunitaria complicada que se da más frecuentemente en mujeres en edad fértil, puede causar muchos problemas en el organismo, entre estos, dolor crónico.

Las estrategias típicas para el manejo del dolor no siempre están disponibles para los pacientes con lupus. Por ejemplo, los pacientes con problemas renales que reciben tratamiento con esteroides no pueden utilizar antiinflamatorios no esteroides (AINE), como ibuprofeno. Como resultado, es posible que se necesiten estrategias diferentes para el manejo del dolor, entre estas, el tratamiento con opiáceos.

Investigación transversal por parte de Mayo Clinic en un marco poblacional que tiene el objetivo de conocer mejor las tasas de consumo de opiáceos en pacientes con lupus eritematoso sistémico y los factores que motivan su uso.

Los investigadores indican que, a la hora de tomar la decisión de usar opiáceos para tratar el dolor crónico, es importante considerar minuciosamente los beneficios y si estos superan los riesgos. Algunos de los riesgos son los efectos a largo plazo de los opiáceos, entre estos, el riesgo de tener un trastorno por consumo de opiáceos junto con la epidemia de sobredosis de opiáceos.

Estos investigadores analizaron datos de 465 pacientes con lupus y de 465 pacientes sin esta enfermedad. Los sujetos del ensayo clínico procedían de Lupus Midwest Network (la Red de lupus del Medio Oeste, o LUMEN, por sus siglas en inglés), que es un registro basado en la población de una región que cuenta con 27 condados en el sureste de Minnesota y el suroeste de Wisconsin, parte del Rochester Epidemiology Project (Proyecto epidemiológico de Rochester, o REP, por sus siglas en inglés).  La investigación se enfocó en los siguientes medicamentos de venta con receta médica: oxicodona, morfina, hidromorfona, oximorfona, fentanilo, petidina, codeína, tramadol, metadona e hidrocodona. El estudio definió el tratamiento a largo plazo con opiáceos como una prescripción que dura más de 90 días o que implica más de 10 prescripciones seguidas.

Dr. Gabriel Figueroa

“Antes de nuestro estudio, había poca información sobre el uso del tratamiento con opiáceos en pacientes con lupus eritematoso sistémico”, indica el autor principal, el Dr. Gabriel Figueroa, un becario de investigación en la División de Reumatología. 

Los investigadores descubrieron que el 13 % de los pacientes con lupus eritematoso sistémico recibían tratamiento con opiáceos, frente al 3 % de la población con lupus eritematoso no sistémico. Uno de cada diez pacientes con lupus eritematoso sistémico recibía tratamiento a largo plazo con opiáceos, durante un período medio de más de 1,5 años.

Dr. Ali A. Duarte García

“Quizás el descubrimiento más sorprendente fue que la artritis, uno de los síntomas que causan dolor cuando se tiene lupus, no se relacionó con el uso del tratamiento con opiáceos”, indica el autor para correspondencia, el Dr. Ali A. Duarte García, quien es reumatólogo y director de la Clínica para Lupus en Mayo Clinic. “Las relaciones se establecieron con otras afecciones crónicas que se dan más frecuentemente cuando se tiene lupus”.

Si bien la investigación no determinó una relación entre el aumento del consumo de opiáceos y la artritis inflamatoria o la afectación renal, si reveló vínculos inesperados en aquellas personas que presentaban antecedentes de pericarditis aguda, derrame pleural o derrame pericárdico. Asimismo, se descubrió que los pacientes con trastornos del estado de ánimo como depresión y ansiedad, fibromialgia, lumbalgia (que es el dolor en la parte baja de la espalda) crónica y fracturas de cadera o columna vertebral por fragilidad eran más propensos a recibir tratamiento a largo plazo con opiáceos. Otras conclusiones clave son las siguientes:

  • el 44 % de los pacientes con lupus que recibían tratamiento a largo plazo con opiáceos también padecían fibromialgia concomitante, que es una afección reumática, frente al 5 % de las personas sin lupus.
  • el 66 % de los pacientes con lupus que recibían tratamiento a largo plazo con opiáceos tenían un trastorno concurrente del estado de ánimo, frente al 30 % de los pacientes sin lupus.

El Dr. Figueroa afirma que los proveedores de atención médica deberían ser conscientes de estas relaciones y actuar con cautela al momento de recetar analgésicos, entre estos, los opiáceos, a personas con lupus.

“Creemos que, debido a que diferentes mecanismos en el lupus podrían causar dolor, es importante brindar un tratamiento específico para la fuente del dolor, además de dar medicamentos para aliviarlo”, indica el Dr. Figueroa.

Destacó la importancia de que el paciente, su médico de atención primaria y el reumatólogo mantengan un diálogo continuo a fin de considerar estrategias alternativas para la gestión del dolor.

“Si bien nosotros, como reumatólogos, tratamos principalmente la inflamación que causa el lupus, cada vez está más claro que se necesita un enfoque integral para abordar las necesidades de estos pacientes”, indica el Dr. Duarte García.

El Dr. Figueroa y el Dr. Duarte García señalan que los enfoques no farmacológicos, como la terapia cognitivo-conductal, física y psicológica, también ayudan a los pacientes a gestionar el dolor crónico junto con otras opciones individuales de tratamiento para mejorar su salud general y su calidad de vida. 

Mayo Clinic Robert D. and Patricia E. Kern Center for the Science of Health Care Delivery (el Centro Robert D. y Patricia E. Kern en Mayo Clinic para la Ciencia de Brindar Atención Médica) apoyó la investigación. Revise la investigación para obtener una lista completa de autores, divulgaciones y financiación.

—Vincent Jacobbi